Francia: Crisis Política y Fragilidad Gubernamental

Sébastien Lecornu renunció a su cargo en Matignon esta mañana, apenas cuatro semanas después de su nombramiento. Una salida repentina que lo convierte en el primer ministro más efímero de la Quinta República y sumerge una vez más a Francia en un callejón sin salida político total.

Un gobierno minado antes incluso de existir

Su misión era clara: restablecer la estabilidad después del fracaso de Bayrou. Sin embargo, su margen de maniobra era prácticamente nulo. Lecornu quería romper con los métodos autoritarios de sus predecesores y gobernar sin recurrir al artículo 49.3. Pero sus aliados conservadores de Los Republicanos inmediatamente desaprobaron un equipo considerado demasiado cercano a Macron, especialmente con el regreso de Bruno Le Maire al Ministerio de Defensa.

Desde el anuncio del gobierno, la coalición se resquebrajó. Los Republicanos amenazaron con retirarse, mientras que la izquierda condicionaba todo su apoyo a la suspensión de las reformas de pensiones. En una Asamblea fragmentada desde las elecciones legislativas de 2024, la ecuación era imposible: sin mayoría, sin proyecto, sin supervivencia.

Mercados nerviosos, instituciones paralizadas

Unas pocas horas bastaron para que la crisis política se convirtiera en financiera. El CAC 40 cayó un 2 %, con los bancos franceses a la cabeza. Las tasas de interés a diez años subieron al 3,58 %, y la brecha con los bonos alemanes se amplió a 0,88 puntos, señal de un renovado escepticismo hacia la deuda francesa.

Este nuevo episodio confirma el temor de los inversores: la incapacidad del país para mantener una gobernanza estable. Un déficit esperado del 5,4 % del PIB para 2025 y una deuda en niveles críticos no dejan margen para errores.

La única forma de poner fin a esta crisis es mediante la organización de nuevas elecciones.

Esto hace que Europa sea difícil de invertir y proporciona a los inversores una excusa para actuar con prudencia.

Emmanuel Cau, jefe de estrategia de acciones europeas en Barclays

Macron frente al vacío político

El presidente se encuentra sin primer ministro, sin mayoría y sin una salida evidente. Nombrar un nuevo jefe de gobierno sería repetir el mismo escenario. Disolver la Asamblea, esta vez, podría darle una mayoría al Frente Nacional, que ahora lidera las encuestas.

Jordan Bardella ya está pidiendo “devolver la voz al pueblo“, mientras que Jean-Luc Mélenchon acusa a Macron de ser “la causa del caos“. En la práctica, el poder ejecutivo ya no gobierna: gestiona la crisis día a día, suspendido entre dos tormentas.

Francia al borde de lo ingobernable

Esta dimisión rápida ilustra la fragilidad de un sistema político fragmentado y agotado. Ningún bloque domina, cada uno bloquea. En este clima, cualquier reforma se convierte en un campo minado, cualquier presupuesto en una batalla campal.

Lecornu quería encarnar el compromiso; abandona la escena como símbolo de un país donde ya nada tiene sentido. Los mercados dudan, los electores se impacientan y Europa observa. La pregunta ya no es quién gobierna Francia, sino cuánto más tiempo puede permitirse el lujo de no ser gobernada.

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