Euro Digital: Limitando la Retención para Preservar la Estabilidad Bancaria

El apoyo del Consejo de la UE al euro digital pero con límites de retención para evitar una fuga masiva de depósitos hacia el BCE y preservar la estabilidad bancaria.

Un euro digital pensado para pagar, no para ahorrar

El euro digital avanza, pero bajo estricta supervisión. El Consejo de la Unión Europea ha respaldado oficialmente el proyecto de la moneda digital del banco central propuesto por el Banco Central Europeo, al mismo tiempo que valida un principio clave: limitar los montos que los ciudadanos pueden retener. El objetivo es claro. Convertir al euro digital en una herramienta de pago moderna, no una alternativa a los depósitos bancarios.

Este respaldo político es significativo. El Consejo, que reúne a los ministros de los 27 Estados miembros y co-legisla con el Parlamento Europeo, marca una convergencia entre los gobiernos y el banco central sobre la arquitectura del futuro euro digital. En otras palabras, los próximos textos legislativos deberían incorporar esta lógica de límites.

Se trata de evitar que el euro digital compita directamente con los depósitos bancarios. Si los particulares pudieran retener un número ilimitado de euros digitales, los depósitos podrían transferirse instantáneamente de los bancos comerciales al BCE, especialmente en tiempos de crisis, lo que aceleraría considerablemente las retiradas masivas de fondos.

En su comunicación, el Consejo insiste en la necesidad de evitar que el euro digital se convierta en una reserva de valor. Sin límites, los depósitos podrían migrar masivamente de los bancos comerciales al BCE, especialmente en momentos de tensión financiera. Un escenario considerado peligroso para la estabilidad del sistema.

La preocupación es simple: si los hogares pueden retener sin restricciones una moneda central, percibida como totalmente segura, los bancos se enfrentan a la pérdida de parte de su base de depósitos. En la zona euro, son estos depósitos los que financian la mayor parte del crédito. Un cambio rápido hacia el euro digital reduciría la capacidad de los bancos para prestar, encarecería su coste de financiación y actuaría como un apriete monetario no deseado.

Esta lectura ha sido defendida desde hace mucho tiempo por el Banco Central Europeo, que compara explícitamente este riesgo con el planteado por las stablecoins privadas.

Stablecoins en la mira, bancos protegidos

El BCE ya ha señalado los peligros de una adopción masiva de stablecoins indexadas al dólar, como Tether (USDT) o Circle (USDC). Según la entidad, su crecimiento podría provocar salidas de depósitos bancarios, debilitando una fuente de financiación clave para las entidades europeas.

Para algunos observadores, los límites en el euro digital son tanto sobre estabilidad financiera como sobre proteger el modelo bancario. Un estudio sorprendente, citado por analistas, estima que un euro digital sin límites podría reducir los ingresos netos por intereses de los bancos en un promedio del 7%, y hasta un 13% para las estructuras más pequeñas.

Un una elección política asumida, pero cuestionada

Los defensores del proyecto asumen este enfoque. El mensaje es claro: el euro digital será un carril de pago, no una cuenta de ahorros. Sin límites, el BCE tendría que elegir entre remunerar el euro digital, con el riesgo de perturbar la transmisión de la política monetaria, o aceptar una pérdida de control sobre las tasas.

Los críticos, por otro lado, ven una innovación restringida. Al limitar voluntariamente la utilidad del euro digital, la UE protegería a los actores históricos en detrimento de una verdadera competencia monetaria. Algunos señalan el contraste con otras regiones del mundo, más dispuestas a dejar que las stablecoins privadas jueguen un papel central en los pagos globales.

Como resumió Arthur Breitman, fundador de Tezos, estos límites reflejan sobre todo la dependencia estructural del sistema europeo de los bancos comerciales para crear crédito.

Un equilibrio delicado a encontrar

En última instancia, el debate revela la tensión central de las CBDC: ofrecer una moneda pública digital, segura y moderna, sin debilitar la estructura financiera existente. Para el BCE y los Estados miembros, los límites son un salvavidas crucial. Para sus detractores, corren el riesgo de convertir al euro digital en una herramienta secundaria y limitada.

El compromiso europeo se perfila claramente: ‘innovar’, sí. Desestabilizar el sistema bancario, no. Queda por ver si este equilibrio será suficiente para hacer que el euro digital sea atractivo frente a las soluciones privadas que ya se utilizan ampliamente.

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