El gobierno de Bayrou enfrenta una posible caída a partir del 8 de septiembre, con un plan presupuestario de 44 mil millones rechazado por la oposición, lo que desencadenaría una nueva crisis política tras la de 2023.
Un gobierno amenazado desde septiembre
El conteo regresivo ha comenzado. El Primer Ministro François Bayrou ha convocado una votación de confianza para el 8 de septiembre, en torno a su plan presupuestario centrado en 44 mil millones de euros en ahorros y aumentos de impuestos. Pero la oposición, desde socialistas hasta el Rassemblement National, ya ha anunciado su rechazo. En otras palabras, la caída del gobierno parece casi inevitable. Sería el segundo gobierno derrocado en menos de un año, desde que la apuesta electoral perdida de Emmanuel Macron dejó a la Asamblea Nacional sin una mayoría clara.
Los mercados reaccionan inmediatamente
Los inversores no esperaron a septiembre para castigar la situación. Los rendimientos de los bonos franceses a 10 años se dispararon al 3,53%, un nivel cercano a los picos alcanzados en marzo, en medio de las preocupaciones post-crisis de la zona euro. La brecha con el Bund alemán se amplió a 0,8 puntos, una clara señal de desconfianza. El CAC 40, por su parte, cayó un 1,5% este martes después de haber retrocedido un 1,6% el día anterior. Los bancos franceses, BNP Paribas, Société Générale, Crédit Agricole, fueron las primeras víctimas, registrando caídas de más del 5%.
Cuando los bonos colapsan y las acciones siguen, es señal de que la confianza se está resquebrajando en todas partes al mismo tiempo.
L’ombre du FMI et le spectre italien
El Ministro de Finanzas, Éric Lombard, ha reconocido que la situación es crítica. Según él, un fracaso en la votación podría abrir la puerta a una intervención del FMI si ningún gobierno logra enderezar las finanzas públicas. Aún más preocupante: los rendimientos franceses ahora convergen con los de Italia, un símbolo histórico de la fragilidad fiscal en Europa. Lombard estima que Francia pagará más caro que Roma por financiarse “en las próximas 2 semanas” si el gobierno cae.
Un plan presupuestario explosivo
Bayrou propone una austeridad sin precedentes: congelamiento del gasto estatal durante un año, reducción de dos días festivos y aumento de impuestos. El objetivo: reducir el déficit del 5,8% del PIB en 2024 al 4,6% en 2026, acercándose al 3% exigido por Bruselas. Pero según Barclays, este escenario es ilusorio: el banco prevé un déficit casi invariable alrededor del 5,5% hasta 2026. En otras palabras, los mercados temen que París sea incapaz de restaurar su credibilidad fiscal.
El riesgo de un bloqueo duradero
Cambiar de Primer Ministro no resolvería nada: la configuración parlamentaria sigue siendo ingobernable. Según Axa IM, incluso un nuevo gobierno estaría condenado a la impotencia. Por otro lado, la anticipación de elecciones abriría una nueva caja de Pandora: la posibilidad de una mayoría absoluta del Rassemblement National, esta vez. Para los mercados, la ecuación es simple: más inestabilidad, menos disciplina fiscal y, por lo tanto, una deuda francesa que se acerca peligrosamente a la zona roja.
Impacto en el euro y en los mercados globales
El impacto político ya ha afectado a la moneda única: el euro cedió un 0,8% frente al dólar el lunes antes de recuperarse tímidamente el martes. Ahora, los analistas se preguntan si este conflicto francés seguirá siendo un problema local o contaminará toda la zona euro. Si la inestabilidad persiste, la confianza en la recuperación europea, ya debilitada, podría verse seriamente afectada.
Una Francia inestable significa un temblor en toda Europa y, por ende, mercados mundiales nerviosos. La convergencia entre los rendimientos franceses e italianos, inédita desde la crisis financiera mundial, indica que Francia ya no se percibe como un refugio seguro. Para los tenedores de bonos, el riesgo de degradación de la calificación crediticia está en aumento. Para los operadores de acciones, el fin del “renacimiento europeo” tan elogiado podría estar en marcha.