En su nueva estrategia de seguridad nacional, el presidente Donald Trump destaca la importancia de la inteligencia artificial, la biotecnología y la computación cuántica como pilares de la potencia tecnológica estadounidense. Sin embargo, no se menciona en absoluto el bitcoin, la blockchain o los activos digitales. Un contraste evidente con el impulso pro cripto mostrado desde su llegada a la Casa Blanca.
Un presidente pro cripto… pero no en nombre de la seguridad nacional
Desde enero, la administración Trump ha cumplido con su programa amigable con las criptomonedas: derogación de las directivas de Biden, creación del President’s Working Group on Digital Asset Markets, prohibición de una moneda digital estatal, apoyo decisivo al GENIUS Act, relajación de varios procedimientos judiciales e incluso establecimiento de una reserva estratégica de bitcoin financiada exclusivamente con BTC incautados por las autoridades federales.
Sin embargo, ninguno de estos avances encuentra cabida en la visión estratégica publicada este fin de semana. No hay mención de la blockchain como infraestructura crítica, ni reflexión sobre los riesgos sistémicos asociados con la tokenización, ni siquiera referencia a la competitividad tecnológica estadounidense en un sector donde Europa y Asia avanzan rápidamente.
La IA, la biotecnología y el cuántico se llevan la prioridad
El documento es claro: la línea directriz busca imponer los estándares estadounidenses en las tecnologías de nueva generación.
Queremos garantizar que las tecnologías y estándares estadounidenses, especialmente en IA, biotecnología y cuántica, impulsen al mundo hacia adelante.
Esta elección sugiere que, para el aparato estatal, los activos digitales siguen siendo percibidos como un tema financiero y regulador, pero aún no como un tema estratégico de soberanía o seguridad nacional. Una posición sorprendente en un momento en el que el bitcoin ya influye en la geopolítica energética y la tokenización redefine los mercados de capitales.
Una señal ambigua para la industria cripto
La omisión no pone en duda los avances políticos logrados en los últimos meses, pero enfría las expectativas de aquellos que esperaban que las criptomonedas fueran elevadas a prioridad nacional al igual que la IA. Esta ambigüedad estratégica podría influir en futuras decisiones presupuestarias, programas de investigación, atracción de talento o integración de la blockchain en las infraestructuras críticas.
En resumen: la Casa Blanca apoya las criptomonedas… siempre y cuando se mantengan en su ámbito financiero. En el campo de la seguridad nacional, la industria aún tendrá que convencer de que no es solo un activo especulativo, sino una herramienta tecnológica capaz de ofrecer una ventaja estructural a Estados Unidos.