El gobierno de los Estados Unidos está a punto de dar un paso sin precedentes: publicar sus estadísticas económicas directamente en la blockchain. Howard Lutnick, Secretario de Comercio, confirmó que los primeros datos afectados serán los del producto interno bruto (PIB), el motor de la economía estadounidense. El anuncio, realizado durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca en presencia de Donald Trump, marca un hito simbólico y técnico para la principal potencia mundial.
Howard Lutnick propone registrar los datos del país en la blockchain
Lutnick se dirigía al mundo, pero sobre todo a Trump, presentando la medida como una modernización radical de los canales de difusión de los datos públicos. La iniciativa podría extenderse a otras agencias federales una vez que se hayan estabilizado los detalles técnicos.
Un movimiento global de adopción institucional
Los Estados Unidos no son los primeros en experimentar la blockchain en los servicios públicos, pero su peso económico cambia la escala. Durante casi una década, varios estados han estado explorando esta vía. Estonia fue pionera en 2016 al integrar la tecnología de Guardtime en su sistema de salud, protegiendo más de un millón de expedientes médicos. Esta infraestructura ahora también se utiliza para fortalecer su red de identidad digital.
En Europa, la Comisión lanzó en 2018 el EBSI (European Blockchain Services Infrastructure), un registro distribuido basado en Hyperledger Besu. Con nodos validados por varios países miembros, incluidos Francia y Dinamarca, el objetivo es claro: ofrecer servicios públicos transfronterizos verificables e inalterables. Asia no se queda atrás: Singapur y Australia probaron en 2021 una blockchain para agilizar el comercio internacional, reduciendo drásticamente los costos administrativos.
En los Estados Unidos, California ya ha digitalizado más de 40 millones de títulos de propiedad de vehículos en Avalanche, con el fin de reducir fraudes y acelerar las transferencias de vehículos. El anuncio federal, por lo tanto, otorga una dimensión nacional a lo que hasta ahora eran solo experimentaciones locales.
Una respuesta a las polémicas sobre la fiabilidad de los datos
Detrás del gesto tecnológico también se esconde una dimensión política. Donald Trump ha estado criticando las instituciones estadísticas estadounidenses desde hace meses. En primavera, desestimó una caída del PIB del 0,3 % como un simple efecto de los aranceles, antes de acusar a la Oficina de Presupuesto del Congreso de ‘sesgo’ en sus previsiones de crecimiento. A principios de agosto, fue más lejos al despedir a la comisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales luego de un informe sobre el empleo que consideró ‘amañado’.
En este contexto explosivo, el uso de la blockchain sirve como argumento de transparencia: una vez que los datos se publiquen, serán inmutables y accesibles para todos, sin posibilidad de manipulación posterior. Una promesa que apunta tanto a los mercados como a la opinión pública.
Límites e impactos posibles en los mercados
Queda un matiz esencial: la blockchain garantiza la integridad del almacenamiento y la distribución, no la veracidad de los datos en origen. En otras palabras, si los números transmitidos por las agencias son cuestionados, ingresarlos en un registro distribuido no elimina las sospechas de parcialidad.
Sin embargo, para los mercados financieros y los inversores en criptomonedas, esta decisión puede tener un efecto catalizador. Posiciona la blockchain como una herramienta estatal, legitimando su uso mucho más allá de las finanzas descentralizadas. En un entorno donde la confianza en las estadísticas económicas influye directamente en las tasas, las obligaciones e incluso en el Bitcoin como valor refugio, este cambio estadounidense podría remodelar el panorama.
Hacia un nuevo estándar de confianza?
La idea de un ‘PIB en cadena’ no es solo un golpe de comunicación política. Si se lleva a cabo, podría sentar un precedente mundial: un registro abierto, consultable en tiempo real, que sirva como referencia oficial para los mercados, los economistas y los ciudadanos. En un mundo donde la batalla por la información económica está en su apogeo, inscribir los datos en el mármol digital de la blockchain bien podría convertirse en la nueva norma.