China impone aranceles del 84% a productos de Estados Unidos

China impone un arancel adicional del 50%, además del 34% anunciado, lo que eleva los aranceles a productos estadounidenses al 84%

China ha anunciado la inmediata implantación de un arancel adicional del 50% a las importaciones estadounidenses, sumándose al 34% ya vigente. Esta medida entrará en vigor el jueves, después de un nuevo impuesto punitivo impuesto por Estados Unidos. La acumulación de estos aumentos llevará los aranceles globales percibidos sobre los productos estadounidenses enviados a China al 84%.

Este movimiento de represalia afectará directamente a sectores estratégicos como la maquinaria industrial, los semiconductores y la agricultura. Según varios economistas, los derechos totales percibidos por China podrían superar el 100%, si se tienen en cuenta todos los impuestos ya impuestos sobre energía, productos agrícolas y otras categorías de bienes.

Pekín confirma una escalada comercial sin precedentes

En un comunicado firme, la Oficina de Tarifas Aduaneras del Consejo de Estado chino ha acusado a Estados Unidos de “persistir en un error” al continuar esta lógica de escalada, denunciando un grave ataque a los principios del comercio multilateral. A pesar de la intensidad de las tensiones, no parece haber ningún canal de negociación activo en este momento.

A diferencia de otros países asiáticos como Japón o Corea del Sur, China no ha iniciado ningún diálogo con Washington. Y por su parte, la administración Trump no ha tomado ninguna iniciativa para reanudar las conversaciones. La total falta de comunicación entre las dos capitales alimenta la creciente preocupación del mundo de los negocios tanto en Estados Unidos como en China.

Represalias dirigidas a empresas estadounidenses

Pekín también ha endurecido su postura en el frente tecnológico. Doce empresas estadounidenses adicionales han sido incluidas en la lista negra de las exportaciones chinas, y otras seis han sido añadidas a la lista de entidades consideradas “no confiables”. Entre ellas se encuentran fabricantes de drones relacionados con la defensa, como Insitu (una filial de Boeing), así como grupos especializados en tecnologías láser como American Photonics o Novotech.

Estas decisiones amenazan directamente la capacidad de estas empresas para operar en China o abastecerse en el mercado local, lo que refuerza la fragmentación de las cadenas de valor globales.

Una guerra de desgaste con consecuencias incalculables

Para Fred Neumann, economista jefe de Asia en HSBC, la confrontación entre Washington y Pekín se asemeja a un combate de boxeo:

Sólo estamos en la primera ronda. Cada uno está probando la resistencia del otro, pero los daños se acumularán y obligarán a ambos bandos a buscar un arbitraje.

Una perspectiva que todavía queda lejana, pero que algunos consideran inevitable a medida que los impactos se hagan sentir en la economía real. Porque esta guerra comercial golpea a China en medio de un desaceleramiento interno marcado por una crisis inmobiliaria persistente, mientras que empuja a Estados Unidos a asumir una postura cada vez más proteccionista.

Hacia un reequilibrio de las reglas del juego mundial?

Al margen de estas tensiones, la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China ha señalado el rumbo que está tomando Estados Unidos, destacando que Washington “está renunciando a los principios fundamentales del comercio global”. Ve en ello una oportunidad para que Pekín se convierta en un polo de estabilidad capaz de atraer a los inversores en busca de previsibilidad.

Pero para lograrlo, será necesario que China misma no sucumba a una lógica de cierre y siga dispuesta, a pesar de las apariencias, a reabrir el diálogo.

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