La Casa Blanca se enfrenta a una nueva polémica en el mundo de la criptomoneda. David Sacks, asesor especial de Donald Trump en asuntos de IA y cripto, ha respondido al New York Times tras la publicación de un artículo detallando posibles conflictos de interés relacionados con sus inversiones personales. Según Sacks, el artículo es simplemente una recopilación de anécdotas incapaz de respaldar su acusación central.
Un rol delicado y una fortuna expuesta a los sectores de IA y cripto
Antiguo emprendedor tecnológico convertido en inversor, Sacks es cofundador del fondo Craft Ventures. Antes de unirse al gobierno, él y Craft habían vendido más de 200 millones de dólares en activos cripto o relacionados con activos digitales, de los cuales al menos 85 millones le pertenecían personalmente. Sin embargo, todavía mantiene participaciones no líquidas en empresas del sector.
Según la investigación del Times, su cartera financiera enumera 708 inversiones tecnológicas, incluyendo 449 en IA y 20 en cripto. Todas estas posiciones, según el periódico, podrían beneficiarse de las políticas que él defiende en Washington. Entre los ejemplos mencionados, la participación de Craft en BitGo, proveedor de infraestructura cripto y soluciones de stablecoin-as-a-service. BitGo presentó su solicitud de salida a bolsa en septiembre, con Craft acreditado con el 7,8% de las acciones.
El Times también destaca que Sacks apoyó el GENIUS Act, la importante ley de regulación de stablecoins aprobada este año, vista como favorable para su adopción institucional.
Sacks acusa al NYT de manipulación
Sacks respondió en X refiriéndose a un “nothing burger”. Afirma haber “desglosado detalladamente” los argumentos del periódico a lo largo de los últimos cinco meses y acusa al Times de haber decidido publicar a pesar de todo un relato que “no se sostiene”. Compartió la carta de sus abogados, que acusan al editor de intentar crear una “hit piece” y de ignorar los hechos para imponer una narrativa sesgada.
Según el equipo de Sacks, se han cumplido todas las obligaciones de los empleados especiales del gobierno (SGE). Su portavoz enfatiza que la Oficina de Ética del Gobierno le exige deshacerse de ciertas categorías de activos, pero no de todas sus posiciones tecnológicas.
Una función limitada y estrictamente regulada
El estatus de SGE limita su tiempo de actividad a 130 días. En septiembre, legisladores demócratas expresaron preocupación por un posible exceso, pero Sacks afirma manejar cuidadosamente esa cuota para permanecer dentro de los límites legales.
Esta controversia surge en un momento en el que la influencia política en la IA y la criptomoneda está siendo examinada más que nunca. Por ahora, Sacks mantiene su postura: el artículo del New York Times sería menos una investigación que un intento de fabricar un escándalo. Queda por ver si Washington también considerará que se trata de simplemente un “nothing burger”.