Robinhood propone tokens respaldados por acciones no cotizadas como OpenAI, sin el consentimiento de las empresas involucradas, lo que plantea graves problemas legales.
Estos tokens no ofrecen derechos de voto, acceso a la información ni protección en caso de bancarrota: son considerados como valores según la SEC.
Precedentes como Linqto muestran los peligros para los inversores, pero algunos ven esto como una forma de acelerar la adaptación legal a la innovación.
Des parts d’entreprises tokenisées : un flou légal ?
Robinhood acaba de lanzar una nueva herramienta para atraer a inversores europeos: “partes” tokenizadas de empresas no cotizadas como OpenAI. A primera vista, la idea es brillante. Sin embargo, detrás del brillo tecnológico y financiero, los abogados están sonando la alarma. Comenzando por John Montague, abogado especializado en criptomonedas en los Estados Unidos.
Es un campo legal peligroso. Cualquier paso en falso podría resultar costoso.
Du rêve d’accessibilité… à la réalité juridique
El objetivo declarado por Robinhood: democratizar el acceso a acciones de startups privadas, hasta ahora reservadas a fondos y ultra ricos. ¿Cómo? Emitiendo tokens respaldados por un vehículo de inversión (SPV), destinados a reflejar una fracción de las partes de empresas como OpenAI. El problema: ni OpenAI ni otras empresas involucradas han dado su consentimiento.
OpenAI es claro: esta oferta es “no autorizada” y probablemente “ilegal”. Y Robinhood no es la única plataforma bajo escrutinio. En abril, Figure AI, otra estrella emergente en IA, ya había enviado notificaciones legales a varios corredores por vender sus acciones sin la aprobación del consejo de administración.
Una simple falla o un abismo jurídico?
El riesgo no se limita a una simple reprimenda. Para Montague, es muy probable que las empresas presenten demandas contra Robinhood y sus socios.
Crear un SPV para evitar un pacto accionarial o un reglamento interno es un regalo para los abogados de la empresa.
En resumen: los titulares de estos tokens no tienen derechos de voto, acceso a información estratégica ni garantías en caso de quiebra. Son productos derivados, sin conexión alguna con el capital real. Y eso, para la SEC, es considerado un valor. De hecho, la comisionada Hester Peirce lo ha dejado en claro: cualquier oferta de este tipo debe cumplir estrictamente con las leyes federales de valores.
Un inquietante precedente: Linqto
El caso Linqto, que pasó relativamente desapercibido, sirve de advertencia. Esta plataforma también ofrecía exposición tokenizada a empresas privadas. Acaba de declararse en quiebra. El resultado: una total incertidumbre para los titulares de los tokens. Nada garantiza que recuperarán algo en el proceso de liquidación.
Un riesgo arriesgado pero necesario?
Están tomando un verdadero riesgo, pero están obligando a la regulación a despertar. Y esto podría beneficiar a todo el ecosistema.
A pesar de todo, Montague reconoce una cosa: sin iniciativas como la de Robinhood, la ley no cambiará. Queda por ver si los inversores entenderán que están comprando un token, no una acción. Y sobre todo, si las próximas burbujas de IA no serán infladas a base de tokens sin sustancia.