El-auge-del-oro-en-el-nuevo-mundo-de-inversiones
Con un aumento del 35 % desde enero, el oro se consolida como el activo estrella del año. Cotizando ahora por encima de los 3.500 dólares por onza, el precioso metal supera tanto al Nasdaq como al Bitcoin, confirmando su histórico papel como refugio de valor. Los inversores, ante la caída de los rendimientos de los bonos, la deuda pública récord y las crecientes tensiones políticas, se apresuran hacia este punto de referencia milenario.
Un-análisis-Bitcoin-oro-bajo-presión
El famoso ratio BTC/XAU ilustra este cambio: ahora se necesitan solo 31,2 onzas de oro para adquirir un bitcoin, frente a las 40 de diciembre pasado. Es decir, el oro gana terreno frente a la criptomoneda principal. Sin embargo, el análisis técnico revela un escenario más complejo: el ratio ha estado aumentando de manera general desde 2017 para el BTC. Las correcciones pasadas, a menudo superiores al 70%, ahora dan paso a una disminución mucho más medida, reforzando la idea de una posible recuperación a finales de año o en el primer semestre de 2026.
Una-señal-a-monitorear-para-los-inversores-de-cripto
Si bien el oro confirma su estatus como referencia, el Bitcoin mantiene una dinámica estructural a largo plazo. Ciclos anteriores han demostrado que cada vez que el ratio cae, se alcanza un nuevo récord histórico. Por lo tanto, la debilidad actual podría preparar el terreno para un futuro auge del BTC frente al oro.
Trump,-la-Fed-y-la-fiebre-del-oro
Un escenario en el que la independencia de la Fed se vea comprometida probablemente resultaría en un aumento de la inflación, una caída en los precios de las acciones y los bonos a largo plazo, así como en una erosión del estatus de moneda de reserva del dólar.
Daan Struyven, codirector de investigación global de materias primas en Goldman Sachs
La ecuación se vuelve aún más explosiva con la entrada en escena de Donald Trump. Su confrontación directa con la Reserva Federal, en particular su intento de destituir a la gobernadora Lisa Cook, alimenta el temor a una Fed debilitada y politizada. Según Goldman Sachs, la pérdida de independencia del banco central estadounidense provocaría mecánicamente más inflación, un dólar debilitado y caídas en los tipos de interés a largo plazo. El resultado esperado: un oro cerca de los 5.000 dólares por onza.
Un-escenario-extremo-pero-creíble
Goldman establece un objetivo de 4.000 dólares por onza para mediados de 2026, pero estima que un simple traslado del 1% de los activos privados de bonos del Tesoro estadounidense al oro sería suficiente para impulsar su precio hasta el simbólico umbral de los 5.000 dólares. Grandes gestoras como Pictet confirman que siguen siendo ‘sobreponderadas’ en el metal, convencidas de que el clima político estadounidense podría encender una nueva tendencia alcista.
Rumbo-a-una-redefinición-de-portafolios
Los bancos centrales no son ajenos a esto. Desde 2022, han acelerado sus compras, multiplicando por cinco sus adquisiciones de dólares convertidos en oro. Los inversores privados siguen la tendencia, impulsados por la escasez de alternativas sólidas. Como destaca BlackRock, ‘los bonos del Tesoro a largo plazo ya no ofrecen la protección esperada durante las sacudidas en los mercados bursátiles’. El oro se convierte así en el último bastión confiable, y su ascenso redefine la asignación global de activos.
Un-duelo-que-redefine-la-jerarquía
En 2025, el oro recordó que sigue siendo el árbitro de los mercados, incluso frente al Bitcoin. Pero detrás de este aparente triunfo se esconde una batalla subyacente: la criptomoneda podría aprovechar esta situación para preparar su próximo ciclo alcista. Entre un metal milenario que se emancipa de las turbulencias políticas y un activo digital que desafía a los bancos centrales, el final del año promete ser decisivo para la jerarquía de los refugios de valor.