Bruselas busca acabar con la fragmentación regulatoria. La Comisión Europea propone quitar a los Estados miembros la supervisión de las empresas cripto para transferirla directamente a la ESMA, la autoridad de los mercados europeos. Un cambio importante que transformaría profundamente la aplicación de MiCA y acercaría a la UE a un modelo de supervisión unificado a la manera de una “SEC europea”.
Harmonizar la vigilancia: la ambición de un mercado único verdaderamente integrado
Según la Comisión, los enfoques muy diferentes de los 27 países sobre la aplicación de MiCA amenazan la coherencia del marco regulatorio. Al confiar la supervisión de las empresas cripto a la ESMA, Bruselas espera eliminar las divergencias nacionales, facilitar las actividades transfronterizas y reforzar la eficacia de la regulación.
En su comunicación, el ejecutivo europeo señala que “los mercados financieros de la UE siguen fragmentados, son pequeños y poco competitivos”, a pesar del potencial de ganancias de escala permitido por un marco único.
Las propuestas aún deben ser debatidas y aprobadas por el Parlamento Europeo y el Consejo.
La presión aumentaba: Francia, Austria e Italia ya pedían una mayor intervención
En septiembre, varios reguladores nacionales, incluidos la AMF en Francia, la FMA en Austria y la Consob en Italia, alertaron sobre la desviación potencial de un MiCA aplicado de manera demasiado dispar. Estas autoridades pedían explícitamente a la ESMA que asumiera un papel más central.
La iniciativa de la Comisión responde también a una preocupación interna: sin una supervisión armonizada, MiCA corría el riesgo de convertirse en un parche regulatorio, socavando la confianza de los actores internacionales y complicando el pasaporte europeo.
Hacia una ESMA más cercana al modelo SEC
Hoy en día, la ESMA coordina principalmente a los reguladores nacionales en lugar de ejercer una supervisión directa, a diferencia de la SEC estadounidense. La transferencia de “competencias de supervisión directa” sobre las empresas cripto representaría un cambio estructural, acercando a la autoridad europea a un verdadero supervisor único.
Para la industria, el mensaje es claro: el tiempo de la experimentación nacional con MiCA está llegando a su fin. Las empresas cripto que operan en Europa pronto podrían rendir cuentas no a 27 reguladores, sino a uno solo.
Un paso decisivo para la competitividad europea
Si se aprueba la reforma, podría ofrecer a la UE una ventaja estratégica. Un marco centralizado, claro y homogéneo atraería a más actores institucionales y reforzaría la influencia europea en los estándares internacionales de la tokenización y los mercados digitales.
En una competencia global donde Estados Unidos avanza con el GENIUS Act y Asia otorga múltiples licencias cripto, Europa ahora muestra su determinación por tener peso. Una supervisión consolidada finalmente podría permitir que los mercados europeos jueguen en igualdad de condiciones.
El trabajo político está comenzando. Pero la dirección es clara: la Unión quiere una regulación cripto unificada y la quiere rápidamente.