La Banca de Inglaterra está considerando imponer un límite estricto a la tenencia de stablecoins: entre 10,000 y 20,000 £ para individuos, 10 millones para empresas. El objetivo declarado es proteger el sistema bancario de una posible fuga de depósitos. Sin embargo, en el ecosistema cripto, la reacción es unánime: este proyecto sería un golpe para la innovación en el Reino Unido.
Una postura dura que aísla a Londres
Estas restricciones solo se aplicarían a las stablecoins denominadas ‘sistémicas’, es decir, aquellas ampliamente utilizadas para pagos en el Reino Unido. Pero su implementación plantearía un rompecabezas técnico: los emisores de stablecoins no saben quién posee sus tokens. Imponer limitaciones requeriría un costoso sistema de monitoreo permanente de billeteras digitales o identificaciones digitales.
Para Simon Jennings, del UK Cryptoasset Business Council, ‘las limitaciones no funcionan en la práctica’. Más allá de la complejidad técnica, el Reino Unido tomaría el riesgo principal de quedar excluido de un mercado en pleno auge.
Europa y Estados Unidos a la vanguardia
Mientras Londres vacila, Washington ya ha aprobado el Genius Act en julio pasado. Esta legislación ha proporcionado un marco claro para las stablecoins, consolidando su papel en el sistema financiero estadounidense. Como resultado, el mercado mundial ha aumentado a 288 mil millones de dólares y podría superar los 1.200 mil millones para 2028, según Coinbase.
En Europa, el reglamento MiCA también ofrece un entorno más predecible para emisores e inversores. La City, antiguo epicentro mundial de la innovación financiera, ve cómo su ventaja se erosiona frente a competidores más pragmáticos.
Los riesgos destacados por el Banco de Inglaterra
Para el Banco de Inglaterra, la amenaza es clara: si demasiados ahorradores trasladan su dinero a stablecoins, los bancos corren el riesgo de una caída brusca de los depósitos y, por lo tanto, de su capacidad para prestar. En un reciente discurso, Sasha Mills, directora de supervisión de infraestructuras de mercado, ha hecho hincapié en el peligro de ‘salidas masivas y rápidas’ que podrían debilitar la economía real.
No obstante, la institución aclara que estos límites podrían ser solo ‘transitorios’, ‘hasta que el sistema financiero se adapte al auge de la moneda digital’, una explicación que aún carece de claridad. Se espera una consulta pública antes de fin de año.
El Reino Unido en una encrucijada estratégica
Rachel Reeves, la nueva canciller del Erario, prometió este verano apoyar la innovación en servicios financieros, particularmente a través de la cadena de bloques y las stablecoins. Sin embargo, la intervención reiterada del gobernador Andrew Bailey, quien se opone a una regulación demasiado rápida, aumenta las tensiones con el Tesoro.
Mientras tanto, voces académicas como la de Gilles Chemla (Imperial College) advierten: ‘las stablecoins ya no son experimentales. Se están convirtiendo en la base de la economía digital mundial’. Para él, retrasar el marco regulatorio hace que Londres pierda la oportunidad de mantenerse a la vanguardia.
En resumen, el Banco de Inglaterra está jugando una carta arriesgada: proteger el sistema bancario convencional, pero a costa de un posible rezago de la City en la carrera mundial por las stablecoins.